El gas radón, ¿el enemigo en casa?

El radón es un gas radiactivo, incoloro, inodoro, inerte e insípido, que se produce por desintegración radiactiva natural del uranio presente en la mayoría de suelos y rocas.

Este gas penetra en los edificios a través de grietas, tuberías, conductos o poros en el suelo y tiene tendencia a concentrarse en los interiores de los edificios como viviendas, escuelas y lugares de trabajo, especialmente en sótanos, bodegas o en las partes más en contacto con el suelo. Éste se adheriere a las partículas de polvo que hay en el aire y, por ello, es un potencial riesgo para la salud. Además, como el gas se disuelve en agua, las viviendas que reciben el suministro de un pozo pueden tener un factor de riesgo adicional.

Algunos materiales, como el granito, la pizarra o los yesos fosfatados, son más permeables y permiten que se emitan mayores cantidades de radón desde el suelo. En el extremo contrario, los suelos impermeables, como los arcillosos, dificultan que el elemento químico alcance la superficie.

De todas formas, vivir en un área geológica con elevados índices de radón no significa necesariamente que nuestra vivienda tenga una radiación elevada, la única forma de poder saberlo es realizando una medición.

Aunque el gas radón en sí no hace que la casa sea imposible de habitar, las concentraciones elevadas de radón en la casa pueden suponer un grave riesgo para la salud de sus habitantes. Hay que matizar que es inofensivo en espacios abiertos y solo es nocivo en lugares cerrados y por encima de ciertos límites y que la concentración depende también de prácticas y hábitos que pueden favorecer su acumulación, como una ventilación deficiente o una construcción muy hermética.

Aunque la mayoría de las casas no tienen niveles de radón por encima de los límites establecidos en varios países, sigue habiendo un número preocupante de hogares que tienen niveles elevados de radón.

radón

Para que una casa con valores elevados vuelva a ser segura, es necesario tomar medidas para reducir el contenido de radón. Esto puede incluir el ajuste o la instalación de sistemas de ventilación, medidas de sellado para evitar la infiltración de radón y otros métodos de remediación/mitigación.

Habitualmente los análisis se realizan en el sótano de los edificios y, por su peligrosidad, en algunos lugares como, por ejemplo, muchos estados de los Estados Undios es obligatorio presentar las mediciones de gas radón antes de vender una casa.

Cuando se desea conocer el nivel de radiación por radón en un hogar debe realizarse en tres situaciones especiales: durante los meses de invierno, a primera hora de la mañana y en lugares que hayan permanecido cerrados durante la noche. En caso contrario, los valores detectados tendrán un valor relativo.

A pesar de que las cifras sobre los efectos del radón son todavía muy discutibles, el límite máximo de exposición recomendada por la Agencia Norteamericana de Protección Ambiental es de cuatro picocurios por litro de aire. Se estima que una exposición prolongada a esta dosis tiene un riesgo para la salud comparable al fumar medio paquete de cigarrillos al día o someterse a 200 radiografías anuales.

Un caso especialmente llamativo en la historia del radón se produjo en 1984 cuando un ingeniero estadounidense, Stanley Watras, que trabajaba en una central nuclear en Limerick (Pensilvania, Estados Unidos) detectó que la cantidad acumulada en su hogar era 16 veces más alta que el límite máximo tolerado en las minas de uranio. Este nivel de radiactividad le producía un riesgo para su salud similar a fumar 135 paquetes de tabaco diarios.

Cuando se desea conocer el nivel de radiación por radón en un hogar debe realizarse en tres situaciones especiales: durante los meses de invierno, a primera hora de la mañana y en lugares que hayan permanecido cerrados durante la noche. En caso contrario, los valores detectados tendrán un valor relativo.

Realmente, ¿es tan peligroso?

El radón es un gas noble cuyo isótopo radiactivo Rn-222 se conoce comúnmente como radón. Debido a las propiedades radiactivas del Rn-222, emite radiación alfa durante su desintegración radiactiva que es una radiación ionizante que puede afectar al ADN de nuestras células. Otros tipos de radiación ionizante son la beta y la gamma. Sin embargo, las partículas alfa tienen una masa atómica elevada, lo que significa que pueden emitir mucha más energía por unidad de longitud. Esta liberación de energía es significativamente mayor que la de la radiación beta o gamma. Por lo tanto, el daño que la radiación alfa causa a nuestro ADN es mucho mayor.

El radón es un gas noble. Esto significa que no puede formar compuestos químicos con otros elementos. Entonces, ¿dónde está el peligro del gas radón? La respuesta está en lo que se denomina «descendientes del radón». No son gases, sino radioisótopos que pueden adherirse a los tejidos respiratorios de los pulmones. Algunas de los descendientes del radón (Po-218 y Po-214) emiten radiación alfa con altas energías que pueden dañar el tejido pulmonar.

Motivos para medir el radón

El problema está en que, mientras respiramos, las partículas se depositan en las células que recubren las vías respiratorias, donde pueden perjudicar el ADN y pueden causar cáncer de pulmón. De acuerdo con la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC), este gas se clasifica como carcinógeno del Grupo 1. Para la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), los efectos son sinérgicos, es decir, fumar y vivir en una casa con alto contenido de radón aumenta el riesgo de cáncer "unas 46 veces más que de darse los dos fenómenos por separado", pero se calcula que "más del 10% de las muertes por cáncer relacionadas con el radón ocurren entre personas no fumadores".

En todo el mundo, unas 230.000 personas padecen cáncer de pulmón causado por el radón (en España, unas 1.500), y sin embargo se conocen relativamente poco los riesgos para la salud asociados a la exposición a largo plazo a niveles elevados de radón.

En España, desde 2022 está en vigor el RD 1029/2022 que regula la exposición a radón en centros de trabajo y, en enero de 2024 se aprobó en España el plan nacional contra el radón.

¿Dónde se encuentra?

Mapa Radón del CSN

Si bien todos los edificios pueden contener radón en concentraciones bajas, hay algunas zonas geográficas que, por su geología, es posible que concentren niveles más elevados. El mapa del potencial de radón en España, desarrollado por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), categoriza estas zonas en función de sus niveles y, en concreto, establece las que tienen concentraciones superiores a 300 Bq/m3.

Según este mapa, el 90% de los edificios tienen concentraciones inferiores a esta cantidad y el 10% lo supera. Debe irse con especial cuidado en zonas como Galicia y Extremadura, con un riesgo más alto. En contra de lo que podría suponerse, las zonas con más radiactividad no están cerca de centrales nucleares. Y esto se explica porque el culpable es precisamente el gas radón.

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