Sorprende leer en la etiqueta de una fruta, al lado de la procedencia, el valor nutricional o algún slogan pegadizo, el mensaje “Irradiated for freshness” (irradiado para que se mantenga fresco). Sin embargo, esta técnica, con ayuda del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ha garantizado las exportaciones de frutas exóticas como el mango, la pitaya y el lichi de Vietnam a los Estados Unidos por un valor de 20 millones de dólares estadounidenses al año.
Durante décadas, se ha utilizado la técnica de irradiación de alimentos para desinfectar y ampliar el tiempo de conservación de productos como las especias, hierbas secas y condimentos para hortalizas. De no hacerlo, los insectos podrían alojarse en estos productos y convertirse en “invasores” de otros países, no solo causando daños en la producción de alimentos sino en el ecosistema del lugar de destino.
Esta técnica consiste en aplicar bajos niveles de radiación (rayos gamma, haces de electrones o rayos X) para eliminar microorgansimos, como, por ejemplo, bacterias y hongos, que puedan estropear los alimentos o impedir que los insectos ser reproduzcan. Además, es utilizable para irradiar grandes lotes, como por ejemplo, los rayos gamma (los más utilizados), pueden tratar cerca de una tonelada de fruta por hora.
Existen cientos de instalaciones que se dedican a distintas aplicaciones de la radiación y, unas 60 de ellas, la utilizan para la irradiación de alimentos, de las cuales, 11 están en Vietnam. En 2019, Vietnam irradió con rayos gamma o rayos X un promedio de 10.400 toneladas de frutas frescas para exportarlas.
Países como India, Tailandia, los Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda también utilizan la irradiación de alimentos para garantizar la inocuidad de los productos agrícolas importados y Vietnam ya se está preparando para ampliar sus servicios a maracuyás, pomelos, hortalizas y alimentos de origen marino congelados para su exportación y consumo interno.
En un mundo globalizado como el que estamos viviendo, es un requisito indispensable garantizar que los productos agrícolas estén libres de determinadas plagas y esta técnica lo hace posible, especialmente en frutas y hortalizas frescas, sin generar residuos nocivos para las personas y el medio ambiente como provoca la fumigación con productos químicos, o la alteración del sabor y la textura como son la consecuencia de un tratamiento térmico.
Hasta hace unos años, a pesar del apoyo del OIEA y de FAO, este tratamiento fitosanitario estaba teniendo una lenta implantación en el mercado de las frutas debido a que los agentes de la industria a menudo notaban un posible rechazo de los consumidores, la mayoría de las ocasiones por desinformación. No obstante, está ganando terreno y la opinión pública ha mejorado al poder disponer de ciertas frutas con unas buenas características organolépticas (color, sabor, textura, aroma, etc.) todo el año, sin el uso de productos químicos perjudiciales para la salud o con un gran coste para el medio ambiente.
La técnica avanza, a diferencia de los rayos gamma procedentes de fuentes radiactivas, los haces de electrones o rayos X pueden encenderse para utilizarse únicamente cuando sea necesario reduciendo los costes y las medidas de seguridad radiológica y física. Asimismo, los dispositivos de irradiación portátiles podrían incrementar su implantación ya que podrían utilizarse directamente en una línea de empaquetado de frutas, en lugar de llevar las frutas a la instalación de irradiación.
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