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Puedes reducir la basura antes incluso de comprar algo.
Por ejemplo, cuando estés en la tienda, tómate el tiempo necesario para pensar en lo que podrás reutilizar o reciclar y lo que tendrás que tirar a la basura. Reducir significa eso, tirar menos.
Como dicen los entendidos, una de las mejores formas de reducir la cantidad de desechos es dejar de comprar cosas que no necesitamos con urgencia. Esto quiere decir que tenemos que estar atentos cuando entremos en una tienda a comprar.
Un libro que has acabado de leer, una bolsa de plástico, una tarrina de crema de queso, un juguete viejo, un suéter que se te ha quedado pequeño... No es necesario tirar ninguna de estas cosas. Puedes evitar que vayan a parar a un vertedero volviéndolas a utilizar tú mismo o dándoselas a alguien que pueda reutilizarlas.
Reutilizar significa guardar y volver a utilizar las cosas que normalmente se tirarían.
Por supuesto que hay cosas que no puedes seguir aprovechando, como latas de aluminio vacías o la guía telefónica del año pasado, pero los materiales de los cuales están hechas esas cosas sí se pueden reutilizar una y otra vez reciclándolos.
En lugar de tirar latas de aluminio, botellas de cristal, papel, cartón, botellas de plástico y otros envases reciclables, puedes depositarlos en los contenedores especiales que hay en casi todas las esquinas. Los centros de reciclaje clasifican los materiales y los envían a las fábricas, que hacen con ellos nuevos productos.
En otras palabras, reciclar es convertir una cosa vieja en otra nueva. Algo así como conseguir algo gratis.

Es la capacidad del ser humano para analizar las posibles opciones que tiene a su alcance para poder elegir de forma inteligente. Ésta es la erre más importante porque a poco que reflexionemos nos daremos cuenta enseguida que no es rentable, razonable, ni responsable seguir despilfarrando sin medida. Lo realmente humano es aprender a reducir, reutilizar y reciclar para contribuir a que la vida del planeta sea más larga y satisfactoria.