Impacto de los plásticos en la salud

Desde que se introdujo en Europa, en los años 60, la primera bolsa de polietileno, la dependencia de las personas al plástico de un solo uso ha ido aumentando a una velocidad vertiginosa.

A finales de los años 70, las bolsas de plástico salieron al resto del mundo y se introdujeron de forma masiva en los Estados Unidos. Proliferaron rápidamente las empresas que empezaron a producirlas y comercializarlas como producto superior al papel y la tela. Así, a principios de los 80, las bolsas de plástico habían reemplazado a las de papel en casi la totalidad de las tiendas del mundo.

En la actualidad, usamos este tipo de material prácticamente en todos los ámbitos de nuestra vida (bolsas, botellas, vasos, cubiertos, pajitas, embalajes, etc.) teniendo un efecto devastador en el medio ambiente.

Los millones de toneladas de plástico lanzadas a nuestros océanos cada año, destruyen la fauna marina y se introducen en la cadena alimentaria llegando a causar incalculables daños a nuestra propia salud. Esto es debido a que los plásticos, a lo largo de su ciclo de vida, se empiezan a dividir en plásticos cada vez más pequeños, los microplásticos (partículas que miden menos de 5 milímetros de diámetro), llegando a invadir todo el medio ambiente y en especial el agua.

Según estudios recientes, más de 100.000 mamíferos marinos mueren cada año por ingerir plástico, llegando a encontrarse en sus intestinos restos de estas diminutas partículas (microplásticos). Casi 700 especies marinas se encuentran directamente afectadas por nuestros hábitos de consumo y utilización de plásticos de único uso.

¿Cómo afecta el plástico a nuestra salud?

Investigadores del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia han realizado recientemente un estudio del tracto digestivo de gambas compradas en el mercado para el consumo humano. Los resultados fueron alarmantes: se encontraron 7 pedazos de plástico en el estómago de una gamba. Pero este hecho no es aislado o infrecuente. La comunidad científica ha encontrado fibras de plástico, fragmentos y micro partículas, tanto en animales de agua dulce como en los de agua salada, tanto en animales de piscifactorías como en animales en libertad.

Hoy se sabe que existen más de 100 especies que contienen plásticos en sus estómagos y más de la mitad de ellas están destinadas a la alimentación. Así, un informe de las Naciones Unidas sobre el efecto del plástico en las personas concluye que éstas tienden a consumir pequeños volúmenes de plástico. Los microplásticos finalmente se convertirán en nanoplásticos (menos de 100 milmillonésima de metro), partículas que pueden penetrar los tejidos y los órganos, presentando una toxicidad potencial para las personas con consecuencias graves debido a su bioacumulación.

La ingesta de microplásticos por parte del hombre podría generar múltiples afecciones cardiovasculares debido a que promueven la inflamación, el estrés oxidativo, la necrosis y la apoptosis y, los científicos, creen que puede contribuir a la aparición de problemas neurológicos y reproductivos. Además, también pueden inhalarse o tener contacto con la piel, afectando así al sistema inmune y algunos órganos como riñones, hígado, al sistema renal, gastrointestinal, cardiovascular, neurológico y reproductivo. Algunas consecuencias pueden ser incluso diabetes, cáncer, daños neurológicos e irritaciones en los ojos y en la piel.

Hay que tener en cuenta que la exposición que se tiene al plástico puede ser por diferentes razones, como es la extracción, transporte, uso, fabricación o refinación, y la misma gestión de residuos como es el reciclaje.

¿Qué plásticos hay que evitar?

Muchos de los plásticos que consumimos actualmente contienen Bisfenol A, material que provoca trastornos hormonales relacionados con el autismo, las anomalías congénitas y los problemas reproductivos. De ahí la necesidad de verificar los plásticos que se utilizan y evitar cualquiera que contenga BPA, especialmente en biberones y vasos para bebés que habitualmente usan este componente.

Una forma muy útil para saber qué plásticos deben evitarse consiste en revisar el número que aparece en el triángulo de reciclaje. Así, los plásticos que deberíamos eliminar de nuestra rutina con mayor urgencia son los siguientes: 

• Número 3 – Cloruro de Polivinilo (PVC): contiene Di(2-etilhexil)ftalato (DEHP), un disruptor endocrino y posible carcinógeno.
• Número 6 – Poliestireno (PS): el Poliestireno puede filtrar estireno, otro disruptor endocrino y probable carcinógeno en los alimentos.
• Número 7 – Policarbonato: contiene BPA.

¿Cómo reducir el impacto de los plásticos en la salud?

Teniendo en cuenta que eliminar completamente el uso de plástico en la vida diaria es prácticamente imposible, sí que podemos (más allá de reciclar y evitar los productos envasados en plástico) incorporar una serie de hábitos y buenas prácticas como los siguientes:

• Usar botellas de cristal para el agua en lugar de botellas de plástico.
• Beber abundante agua a lo largo del día para expulsar las toxinas a través de los riñones.
• Almacenar la comida en recipientes de cristal.
• No introducir recipientes de plástico en el microondas.
• Sustituir las pajitas de plástico por las de papel.
• Evitar elementos que contengan bisfenol A.