Ben Franklin (quien se tomaba muy en serio la frase de "pronto a la cama para madrugar"), al parecer fue la primera persona que sugirió el concepto de ahorro de luz diurna, según el autor del libro Seize the Daylight: The Curious and Contentious Story of Daylight Saving Time, David Prerau.
Mientras desempeñaba su papel como embajador de los Estados Unidos en Francia, Benjamin escribió que había sido despertado varias veces a las 6 de la mañana y se había dado cuenta de que el sol resplandecía antes de lo acostumbrado. Franklin se dio cuenta de la cantidad de aceite que se podría ahorrar durante la noche si la gente se despertara antes para hacer sus tareas.
No fue hasta la I Guerra Mundial cuando el cambio de horario se llevó a gran escala. Alemania fue el primer estado en aprobar el cambio de hora para reducir las horas de iluminación artificial y así ahorrar carbón que podría utilizarse en la guerra. Pronto amigos y enemigos siguieron su ejemplo.
En Estados Unidos una ley federal había estandarizado el inicio y fin del horario de verano en 1918, para aquellos Estados que eligieron respetarlo.
Durante la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos obligó a todos los estados a establecer el horario de verano para el ahorro de energía como una forma de guardar recursos durante la guerra.
Durante el embargo de petróleo árabe en 1973-74, Estados Unidos volvió a establecer una vez más el horario de verano. Treinta años más tarde se promulgó la ley de política energética de 2005, que obliga a extender el horario de verano a partir de 2007.
¿Realmente ayuda a ahorrar energía?
En los últimos años, varios estudios sugieren que el horario de verano realmente no ayuda a ahorrar energía y que incluso podría provocar pérdidas.
Los investigadores descubrieron que con el horario de verano sí se ahorraba energía durante las noches, pero se gastaba durante la mañana en las horas de oscuridad previas al amanecer.
Matthew Kotchen, un economista de la Universidad de California, vio en Indiana un comportamiento perfecto para el estudio. Con el cambio de hora se consiguió ahorro en luz artificial pero aumentó el consumo en aire acondicionado. Esto se debe a que la gente aunque llegara una hora solar más temprana a sus hogares, durante este tiempo sigue haciendo calor, por lo tanto la gente enciende el aire acondicionado al llegar a sus hogares.
Sin embargo otros estudios sí han detectado un ahorro energético
El cambio de horario había ahorrado en 2011 1,3 teravatios de electricidad. Esa cifra sugiere que durante el horario de verano se reduce el consumo anual de electricidad de U.S. a un 0,03 por ciento y el consumo de energía global en un 0,02 por ciento.
Mientras que estos porcentajes parecen pequeños, podrían representar ahorros significativos debido a la utilización total de energía en el país. Además, los ahorros en algunas regiones son aparentemente mayores que en otros.
California, por ejemplo, es quien más se beneficia del horario, tal vez debido a su clima relativamente templado que anima a la gente a permanecer al aire libre más tarde. El informe del departamento de energía expone que durante el horario de verano se ahorró un 1% diario en EE.UU.
Pero Wolff, uno de los muchos estudiosos que han contribuido al informe del Gobierno federal, sugirió que los números están sujetos a la variabilidad estadística y no se deben de tomar como hechos concretos.
"Las ganancias de energía durante el horario de verano en Estados Unidos dependen en gran medida de su ubicación con respecto a la línea Mason-Dixon", dijo Wolff
"El Norte podría ser un ganador leve, porque no consumen tanto aire acondicionado", dijo. "Pero el sur es un perdedor definido en términos de consumo de energía. El sur tiene más consumo de energía durante la noche".
¿Horario: Saludable o perjudicial?
Durante décadas los partidarios del horario de verano no solo lo apoyaron por el ahorro de energía que este supone, sino también por el estilo de vida saludable que este proporciona, comenta Wolff.
"En un estudio nacional estadounidense acerca del empleo del tiempo, se comprobó que durante el horario de verano la gente reduce su tiempo frente al televisor y realiza actividades al aire libre”.
Pero otros advierten sobre los efectos nocivos
Till Roenneberg , un cronobiólogo de la Universidad Ludwig-Maximilians de Munich, Alemania, dijo que sus estudios muestran que nuestros relojes biológicos circadianos, establecidos por la luz y la oscuridad, nunca se ajustarán para obtener una hora "extra" de luz al final del día durante el horario de verano.
"La consecuencia de ello es que la mayoría de la población disminuirá drásticamente la productividad, disminuye también calidad de vida, aumenta la susceptibilidad a enfermedad y uno siempre se encuentra cansado", dijo Roenneberg.
Una razón por la que mucha gente en el mundo desarrolla fatiga crónica es por culpa del “Jet- lag social”. En otras palabras, sus periodos óptimos de sueño circadianos no sintonizan con los horarios de sueño reales. El cambio de luz de la mañana a la noche es lo que aumenta este retraso.
La luz no produce el mismo efecto durante la mañana que durante la tarde. La luz por la mañana activa el ritmo, pero la luz durante la tarde demora el ritmo.