Los impactos ambientales generados por los servicios de guardería son relevantes y tienen un gran potencial de mejora, según un estudio del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals. Cada alumno de guardería consume cada día lectivo unos 5kWh de energía –electricidad y gas– y unos 67 litros de agua potable, y contribuye al calentamiento global con 420 kg equivalentes de CO2 cada curso.
La mejora ambiental de los servicios es especialmente importante en nuestro país y en Europa dada la relevancia que este sector tiene directa o indirectamente en la economía y la sociedad. Sin embargo, hasta ahora no se ha estudiado, desde un punto de vista ambiental, algunos servicios educacionales básicos. Es el caso de las guarderías, que requieren recursos y generan residuos significativos derivados de las necesidades de los niños.
Un estudio realizado por investigadores del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA-UAB) se ha basado en guarderías públicas, de las que se esperarían unos estándares ambientales altos teniendo en cuenta que son edificios públicos y que sus usuarios se encuentra en una etapa temprana de su educación.
Se han seleccionado 12 guarderías públicas pertenecientes a la Agenda 21 Escolar de Barcelona ciudad (actual programa Escuelas + Sostenibles). El objetivo del estudio era realizar un análisis del perfil ambiental del sector considerando los vectores de energía, agua y transporte.
La metodología aplicada incluyó la caracterización del sistema de la guardería y la cuantificación de los impactos de los diferentes flujos en términos de contribución al calentamiento global y consumo de agua. Los datos necesarios se obtuvieron a través de las facturas de los centros y se realizaron encuestas para determinar la proporción de uso de los medios de transporte por parte de los usuarios.
Los resultados, que hacen referencia al año 2011, muestran que los impactos ambientales de las guarderías son relevantes y, por tanto, es necesario fomentar medidas para la reducción de dichos impactos. Un niño en una guardería consume cada día lectivo unos 5 kWh de energía (electricidad y gas) y unos 67 litros de agua potable. En términos de contribución al calentamiento global, un niño genera unos 420 kg equivalentes de CO2 cada curso.
El origen de estos impactos son los consumos generados en las escuelas como el alumbramiento, la climatización, los aseos, la cocina o el riego de zonas ajardinadas. También se ha constatado una mayor eficiencia energética en aquellos centros que cuentan con dispositivos para el ahorro energético, como las lámparas de bajo consumo o las placas solares fotovoltaicas.
Dado que se observan diferencias significativas entre los impactos y entre las escuelas, los investigadores consideran que hay un margen de mejora a corto plazo. No obstante, señalan el hecho que las escuelas analizadas tienen unos estándares ambientales altos, dado que pertenecen a la Agenda 21 Escolar de Barcelona.
Cabe destacar la influencia del medio de transporte utilizado para llevar a los pequeños hasta la escuela. En este sentido, el uso de vehículo privado es minoritario, representando un 20% del total. Sin embargo, el 70% de las emisiones de dióxido de carbono generadas por el transporte provienen del uso de estos vehículos privados.
Finalmente, concluyen que las guarderías tienen un gran potencial para la reducción de los impactos ambientales, así como para la promoción de buenas prácticas ambientales entre los niños.
Referencia bibliográfica:
Sanjuan-Delmás D., Petit-Boix A., Martínez-Blanco J., Rieradevall J. (2015) "Environmental metabolism of educational services. Case study of nursery schools in the city of Barcelona". Energy Efficiency. P. 1-12 http://link.springer.com/article/10.1007%2Fs12053-015-9403-x