Un cohete de demostración de propulsión nuclear (Demonstration Rocket for Agile Cislunar Operations, DRACO) reduciría el tiempo para llegar al Planeta Rojo, disminuyendo así también la complejidad de la misión y el riesgo para la tripulación. Asimismo, su eficiencia es más de dos veces que la de los cohetes químicos convencionales, lo que significa que requiere mucho menos propulsor.
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